Nuestros veranos maristas son tradicionalmente muy
variados y pastorales. En esta ocasión queremos resaltar una
experiencia rica en vitalidad y testimonio, digna de agradecer y
admirar.
Durante los días 21 de enero al 1 de febrero se desarrolló en
Alto Hospicio un Servicio-Misión de las rutas Maristas. Estos
jóvenes que están en su última etapa del Movimiento Scout, junto
con sus dirigentes y asesores, realizaron lo propio de ellos: el
servicio.
Durante semanas se prepararon. Eran 46 misioneros
en total, 15 de ellos dirigentes o educadores. Participaron las
Rutas de los Colegios Maristas de Villa Alemana, Rafael Ariztía,
La Serena, Rancagua y San Fernando, más un grupito de
voluntarios de Santiago especialmente invitados.
Coordinados por Sr. Raúl Gallardo y Hno. Isidro, el
plan consistía en lo siguiente:
Un día de conocimiento personal y grupal
Dos días de conocimiento de la realidad de la Población Santa
Rosa-La Negra y de todas sus instituciones
6 días de misión.
Dos días de conocimiento cultural de la zona y de evaluación
de la experiencia.
Teníamos como objetivo la formación personal, el
enriquecimiento de la relación comunitaria de las Rutas Maristas
y la obtención de los datos necesarios para realizar un óptimo
diagnóstico de la realidad de la población como ayuda a la
organización del nuevo Colegio Marista.
Tenemos que destacar, sin embargo, las visitas y
los informes escritos relacionados con cada una de las
Instituciones de la Comuna y de la Población. Pero de lo que
estamos más satisfechos es del Censo Poblacional y Educacional
realizado en la Población La Negra Santa Rosa. Todo el grupo
de ruteros ha realizado una visita a las 800 casas de la
Población y una segunda visita a alrededor de 250. Todos los
datos obtenidos están archivados y ordenados en un programa
creado a propósito, que serán de gran utilidad para la primera
comunidad marista en la organización del colegio.
Queremos destacar la riqueza de la experiencia, la
gran interacción de los misioneros maristas con los niños, los
jóvenes y los adultos, con las familias. Hemos captado los
grandes problemas que existen en esta población marginal que
sufre las desventajas de la disgregación y la postergación.
Hemos disfrutado en los juegos con los niños, en las películas
bajo las estrellas, en los temores y miedos, en las numerosas
visitas a las casas, en los actos artísticos, en las liturgias
comunitarias, y en el compartir los acontecimientos de cada día
(desde lo más espiritual, como las grandes experiencias
celebrativas y personales, hasta lo más cotidiano, como la
comida y las picaduras de pulgas
).
Hemos de agradecer a muchas personas, sobre todo a
los pobladores que nos acogieron y a los líderes que se
preocuparon por nosotros.
Creemos que esta experiencia ha sido crucial y de mucha
satisfacción. Así hemos colaborado con un granito de arena
positivo en el inicio del nuevo colegio marista de Alto
Hospicio.
de