Con todas las sensibilidades a flor de piel los dirigentes scout maristas renovamos nuestra promesa
y nuestro compromiso con Dios y la patria.
Celebramos 100 años de scoutismo mundial, 100 años del
proyecto vital de un hombre iluminado que decidió
audazmente crear una asociación para niños y jóvenes.
Nos reunimos en el Instituto Santa María de Limache más
de 70 personas a celebrar este camino de servicio al que
nos ha llamado el Señor.
El encuentro estuvo marcado por la
cercanía, el reencuentro y la nostalgia de tiempos
pasados. Este reavivar del fuego comenzó con las
palabras de nuestro provincial y viejo scout hermano
Pedro Marcos quien en el primero de un grupo de talleres
nos iluminó respecto de la Espiritualidad Marista en los
ojos de un dirigente scout. Fuimos capaces de reunir en
Baden Powell y Champagnat a dos verdaderos agentes de
cambio y reconstruirlos desde sus vidas como
instrumentos de Dios.
Debe existir en el dirigente un compromiso
y fidelidad con el Señor, una mirada de fe en el actuar,
un permanente discernimiento de los acontecimientos y un
sentido evangélico en su actuar. Esto exige sin duda,
rigor y compromiso con la institución y sus
beneficiarios, permanente perfeccionamiento y
acompañamiento de los procesos.
Este encuentro fue un tiempo para valorar
lo vivido, para destacar la vida de tantos hermanos que
dieron los primeros apoyos a la generación de grupos y
el acompañamiento que le brindaron. ¿Cómo no recordar la
vida del hermano Luis Ibáñez el gran dirigente, modelo
para los scouts, cómo no reencontrarlo en la vida de
Raúl Gallardo nuestro actual timonel. Gracias por todos
aquellos que han hecho grande este movimiento en nuestro
país especialmente por el Scoutismo Marista que ha
formado en esta metodología a varias generaciones.
Que el Señor nos encuentre reunidos nuevamente el día
del gran fogón celestial.