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Cuaresma y Semana Santa en Alto Hospicio
Por
Congregación Hermanos M.
Publicado:
1 Mayo 2011
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Desde el Colegio Marista Hermano Fernando hemos recibido información de las celebraciones en que los niños y niñas recordaron el paso de Jesús por sus vidas en este tiempo de reflexión, pero también de alegría y esperanza.
Este año del Centenario Marista hemos tenido un tiempo especial del paso de Dios por nuestro Colegio. Casi al iniciar el año, comenzamos la cuaresma con la imposición de las cenizas, en ambos ciclos. En el Segundo Ciclo, por ser los más grandes, contamos con la presencia del Padre Marco, columbano. En una ceremonia sencilla — procurando darle el sentido, dado que muchos de nuestros niños no son católicos —, cada profesor tutor impuso la ceniza a sus respectivos alumnos. La Campaña de Fraternidad también tuvo su momento especial de oración, motivada por el texto de la ofrenda de la viuda (Lucas 21, 1-4). Un grupo de profesores dio vida a este pasaje del Evangelio, que ayudó a motivar a los niños a “dar de lo poco que tienen”. Fue así como tuvimos dos semanas para reunir dinero en las alcancías por curso. En las semanas siguientes se realizó la invitación a llevar una alcancía a cada familia, iniciativa que también se amplió a toda la Comunidad Educativa. Las alcancías fueron devueltas en Semana Santa. Domingo de Ramos

La Semana Santa la iniciamos con la celebración del Domingo de Ramos. En los cursos pequeños se recibió a Jesús con cantos y ramos. El profesor Pablo Araya, acompañado de un grupo de niños, puso en escena esta entrada triunfal de Jesús.

En el Segundo Ciclo, la entrada de Jesús en Jerusalén fue representada a través de la canción “El Peregrino” de Ricardo Canta La Piedra. Jesús, interpretado por el profesor Hernán Salvador, ingresó por en medio de los niños, mientras estaban formados, causando sorpresa en muchos de ellos. Finalizó dando la bendición a dos alumnos por curso e invitándoles a ser fieles a Jesús durante la semana que se iniciaba. Oración fraterna

El día 19 de abril, el Segundo Ciclo recordó el Vía Crucis de Jesús. Las estaciones fueron preparadas por los distintos cursos que acompañaban este camino de la cruz. La seriedad y orden que mantuvo la mayoría de los niños fue admirable. Era la primera vez que se vivía esto en el Colegio.
 
El Jueves Santo, día del amor fraterno, ambos ciclos hicieron sus respectivas celebraciones. En el Primer Ciclo, la profesora Claudia, acompañada de un grupo de niños, realizó la representación de la Última Cena de Jesús. Más tarde, cada curso acompañado de su tutor compartió el pan y las uvas como signo de fraternidad y unión entre ellos. Al mediodía, el Segundo Ciclo subió a la biblioteca para realizar su oración. Esta vez, el profesor Hernán acompañado de los alumnos de 8º Básico nos recordaron los momentos de Jesús con sus discípulos y el diálogo de aquella noche. La oración fue dividida en cuatro momentos: Jesús glorifica al Padre, Jesús ora por sus discípulos, Jesús ora por la unidad de todos los que crean en Él, y Jesús envía a sus amigos a vivir en el amor. En cada uno de estos momentos se hizo oración, se cantó y tuvimos la participación de Jesús (el profesor Hernán) a quien los alumnos escuchaban con mucha atención y respeto. Finalmente, compartimos el pan. La invitación para todos, fue a vivir los días que venían con la mayor intensidad. La Alegría de la Resurrección

El lunes de Pascua, tuvimos dos regalos: el ingreso fue más tarde y los alumnos podían venir con ropa “fashion”. Iniciamos la mañana con la oración correspondiente a la alegría Pascual y por la tarde se realizó una jornada de entretenidos concursos y competencias, que dieron la nota festiva a la Semana. Los más pequeños, celebraron la Resurrección el día martes, con la oración que estuvo a cargo de los 3º Básicos.
 
Así, vivimos este tiempo especial en el Colegio Hermano Fernando, recordamos el paso de Jesús por nuestra vida, desde las experiencias cotidianas al paso de la muerte en la cruz, para llegar a la Resurrección. En este Tiempo Pascual, seguiremos alegres porque Jesús vive en medio de nosotros, nos esforzaremos en mantener presente este hermoso Misterio Pascual, que es vida y amor, procurando que nuestra labor cotidiana sea una constante manifestación de la presencia de Dios en medio de nuestros niños y familias.  

 
 

   

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