Estaba casado con Isabel y fue padre de 5 hijos. Profesor de Historia y autor de varios libros. Trabajador dedicado, desempeñó labores docentes en el mundo Marista en el Instituto Alonso de Ercilla, donde además se desempeñó como orientador y directivo. Realizó un inolvidable aporte a la formación de tutores junto al Hno. Gilberto Poza. Fue Secretario Ejecutivo del CEIS Marista, Consejero de Misión, y participó en el Ámbito de Educación Sectorial en el área de Orientación. En la última etapa de su vida, retirado ya del trabajo debido a su prolongada enfermedad, gozó de la compañía de su familia y sus amigos.

En nuestra Casa de Animación y en el Sector Marista de Chile, estaremos eternamente agradecidos por el legado educativo que nos ha dejado, gran parte de los cambios en el Sector de Chile en las últimas décadas, fueron impulsadas por él.

Raúl Amaya, uno de sus grandes amigos y compañero de ruta, nos escribe lo siguiente:

“Raúl Cheix fue un hombre de Iglesia, un cristiano convencido y un Marista de corazón. Lo conocí el año 2000 cuando llegué al IAE y desde ese momento comenzamos a cultivar una hermosa amistad, la que se amplió a nuestras familias. Fue un hombre carismático, con un profundo sentido del humor, reflexivo. Lo hacía feliz el compartir con las personas, lo que se plasmaba en largas conversaciones en donde sus relatos, a veces un poco modificados para el deleite de todos, nos hacían reír.

Recuerdo muchos momentos compartidos: cumpleaños, reuniones de trabajo, capacitaciones, cenas y almuerzos en su casa o en la mía, novelas compartidas, dificultades, vacaciones familiares, apoyo en los problemas de salud... No dudaba en acudir en ayuda de quien lo necesitara y en ofrecerse para atender a las personas. Era un gozador de la vida y le gustaba que los otros también la disfrutaran. Una de nuestras grandes aventuras fue un viaje que hicimos las dos familias en una pequeña caravana de dos autos, en donde recorrimos Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay. Más de 8.000 kilómetros que nos tomó un mes y en donde compartimos la mesa, la vida, las bromas y la alegría. Fuimos muy felices y siempre en nuestros encuentros recordamos cada suceso de ese maravilloso viaje.

Raúl también fue un hombre tenaz, fuerte, de convicciones claras, creativo y de gran perseverancia. Además de un excelente profesor de historia (sin duda sus alumnos lo recuerdan con cariño y admiración), orientador y directivo; se destacó por ser un formador de educadores a través del CEIS y del Hogar Catequístico. Con su potente voz, compartía sus conocimientos los que combinaba con entretenidas anécdotas. Podía mantener a una audiencia por un largo tiempo concentrada y al final todos agradecían su entrega, lucidez y energía.

Lo destaco como un laico relevante de la historia Marista de Chile de estas últimas décadas, quien se entregó incansablemente a la Congregación y que participó activamente de los cambios que estamos viviendo hoy. Además, colaboró en la formación de educadores maristas de otros países.
Agradezco al Señor el gran regalo que me dio en su amistad, en su generosidad y en sus enseñanzas. En estos días he recordado más que nunca su sonrisa, sus palabras, su abrazo; y aunque ha sido un tiempo de mucha tristeza me deja en paz saber que él partió tranquilo, sin dolor y que ahora disfruta de la compañía de Dios y de la Buena Madre. Raúl siempre estará en nuestros corazones, pues es parte de nuestra familia, al igual que su esposa Isabel y sus hijos."

Llega al cielo, un Marista de corazón y esperamos que allí lo reciba el Señor y nuestra Buena Madre María. Gracias Raúl por tu ejemplo de padre, educador, amigo y trabajador incansable y comprometido con nuestra animación.

Unidos en la oración